Por Marcos Lozano
1.- Vivir con un objetivo
1.- Vivir con un objetivo
“Tener un propósito definido proporciona una energía incalculable en la vida; pero concentrar en ese propósito todas las fuerzas es ni más ni menos, hacerse invencible”.
Si tenemos un gran objetivo. Una meta trascendente por la que valga la pena sacrificarlo todo, incluso la vida si hiciera falta, nuestra motivación será tan poderosa que seremos capaces de vencer todos los temores y ningún obstáculo nos parecerá insalvable.
2.- Hacer planes concretos para alcanzar el éxito
“Tu éxito puede comenzar con pluma y papel, es decir, con la acción de fijar claramente tus metas, definir de modo preciso tus ideales, y trazar un plan para alcanzarlos. ¡Nunca ignores la segunda ley del éxito!”.
Los grandes logros humanos no son fruto de la casualidad. El azar, por mucho que pretendan algunas teorías filosóficas son pretensiones científicas, a lo único que lleva es al desorden y al caos. El azar jamás puede ser creativo. Si dejamos las cosas al azar, cuanto más tiempo pase, mayor será el desorden y más pronto el fracaso.
Si quieres triunfar no solo debes tener un objetivo claro, sino también trazar los mejores planes para alcanzarlo.
3.- Trabajo y carácter
“El trabajo debe hacerse bien, no solo para conseguir un salario honradamente, sino por nuestra propia dignidad. Al cumplir bien con nuestras tareas estamos fortaleciendo nuestro carácter.
“La laboriosidad, la diligencia, el trabajo duro, son los elementos máximos que abonan el terreno de la vida para que medre lozana la planta del carácter”.
“La edificación de nuestro carácter tiene que ser la primera y mayor obra de nuestra vida. Y para formar un carácter firme y equilibrado, fundamento de una personalidad triunfadora, es necesario trabajar con esfuerzo y perseverancia para ser ciudadanos útiles… porque, como bien dice el refrán: “La ociosidad es la madre de todos los vicios”.
4.- Inténtalo una vez más
“Si quieres triunfar, inténtalo de nuevo… hasta que los consigas. Es el secreto de los triunfadores”.
Quienes alcanzan la cumbre del éxito no son aquellas personas que supuestamente nunca fallan, sino las que están dispuestas a aprender de sus propios errores. Equivocarse no es fracasar. El fracaso consiste en no saber rectificar. Si en tu vida tienes un objetivo claro y realmente valioso, siempre merece la pena intentarlo una vez más.
En sucesivos artículos iremos ampliando con mayores detalles diversos aspectos que enfocan estas leyes para obtener el deseado éxito que todo humano aspira a obtener durante su vida.