La verdad es que no se puede negar que Thorsten Heins, el CEO de BlackBerry, va al grano y no se anda por las ramas cuando habla de algún asunto. En esta ocasión hablamos de los tablets, a los que el mandatario les augura muy poca vida, nada más y nada menos que cinco años.
Estas declaraciones que sin duda son impactantes fueron realizadas el pasado lunes en la ciudad de Los Ángeles, donde Thorsten pronunció una conferencia en el Milken Institute. La sorprendente afirmación dio paso a la confirmación de que BlackBerry no destinaría más recursos a crear un nuevo tablet porque, como reza el titular de este artículo, morirán en cinco años. Recordemos que la firma lanzó su tablet en 2011 con unos resultados comerciales más que discretos.
No son un buen negocio
Siguiendo con el tema principal de la noticia y según informa Bloomberg, añadió que “en cinco años no ve una razón para tener un tablet”, según él lo ideal es una gran pantalla en el lugar de trabajo. Además y para cerrar el tema dijo que “las tabletas no son un buen modelo de negocio”. No contento con estas declaraciones, aseguró que él ve a la firma como líder mundial en informática móvil dentro de cinco años… damos por hecho que por delante de IOS, Android y Windows Phone.
Muy vigentes
A pesar de no dirigir BlackBerry y de no tener la formación de la que él dispone, nuestra humilde impresión es que con la que está montando Apple y no digamos Samsung con los tablets cuesta mucho creer que en cinco años este tipo de equipos pasen a formar parte del museo. Le guste a Thorsten o no, es una realidad que la no solo el consumidor, sino usuarios profesionales han visto en el tablet un refugio ideal para sus reuniones, viajes y demás. Este tipo de equipo dotado de un teclado externo y no digamos de una conexión 3G integrada es una potentísima herramienta de trabajo que además ofrece unos niveles de autonomía nunca vistos en los portátiles. A ello unimos un tiempo de encendido veloz y efectivo, algo clave para muchos usuarios. En un contexto de salón podemos decir que se han erigido como la plaga de los lectores de libros electrónicos, ya que hacen lo mismo que ellos y miles de cosas más.