¿Es la sal de las papitas o el poderoso sabor del chocolate? Estas ganas imperiosas de comer algo pueden ser señales de que tu cuerpo te está diciendo que te faltan importantes nutrientes. Aquí te explicamos qué significa cada antojo.
Tuviste un mal día, no estás en ese momento del mes y, sin embargo, tienes un ansia incontrolable de comer chocolate. “Puede ser falta de magnesio”, explica Caroline Pearce, nutricionista y fundadora de JustSlim. “El chocolate es rico en magnesio, así que si eso es lo que te falta, tu cuerpo te lo pedirá”.
“También puede ser que tu cuerpo te esté pidiendo antioxidantes”, agrega la nutricionista Anita Ellis. “Un antojo de chocolate suele ser un pedido de esto”.
Cámbialo por: El magnesio suele ser esencial para tu cuerpo: Ayuda a los nervios, los huesos y el sistema inmunológico. Puedes optar por algo más sano, como los frutos secos, las semillas, legumbres y hojas verdes. Además, intenta tener una dieta rica en frutas y vegetales coloridos, sobre todo amarillos, naranjas, rojos y violetas. Las batatas son ricas en licopeno, mientras que los pimientos y las bayas te ayudarán a subir los niveles de antioxidantes.
Si tienes ansias de comer dulces o galletas, esto puede significar un desbalance en el nivel de azúcar, pero también puede estar causado por falta de cromo”, comenta la nutricionista Shona Wilkinson. De hecho, el mineral ayudar a balancear el nivel de azúcar en sangre, así que si tienes un bajo nivel de cromo, tu cuerpo puede pedirte que comas alimentos súper dulces para compensar.
Cámbialo por: Si bien el cromo está presente en el broccoli y el pollo, es no fácil incorporarlo a la dieta, por eso Shona recomienda ingerir un suplemento.
Si eres de las que toman cinco tazas de café al día, esta adicción tendrá sus efectos en tu sistema. Pero si solo tienes un antojo desesperado de tomar un expreso, puede solo ser falta de hierro, según explica Shona.
Alrededor del 40% de las mujeres entre 19 y 34 años no consumen suficiente hierro y muchas tienen niveles bajos durante el período. Y sin el hierro necesario para transportar el oxígeno por tu sistema, te sentirás cansada, por eso querrás una inyección de cafeína.
Cámbialo por: Una taza te levantará por un rato, pero lo que necesitas es aumentar el hierro en tu dieta. Las hojas verdes y la carne roja magra son buenas opciones.
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Si tienes unas ganas incontrolables de comer pastel, no solo tienes que culpar a tu falta de autocontrol. “El zinc es el nutriente más importante para controlar el apetito”, cuenta Anita Ellis. Está conectado a la producción de leptina, la hormona que le dice a tu cuerpo que estás llena, así que si tienes un bajo nivel de este mineral, eso podría explicar tu antojo de pastel.
Cámbialo por: Los frutos secos son una muy buena fuente de zinc y son mucho más saludables que una porción de torta: 100 gr de nueces de Brasil cubren casi la mitad de la cantidad diaria recomendada de este mineral.
Puede que no sean las papas fritas lo que realmente buscas. “No querrás comer sal directo del salero, así que buscarás papas fritas con sal”, comenta Shona Wilkinson. “Esto puede significar que estás deshidratadas, sobre todo si hace calor o si has estado hacienda ejercicio”.
Cámbialo por: Elige una bebida isotónica para recuperar los electrolitos y rehidratarte. “Si no usas sal en tus comidas, también puede que tengas un bajo nivel de cloruro”, agrega Caroline Pearce, “para recuperar el balance, come pescado o leche cruda de cabra”.
¿Mueres por una lata de gaseosa? “Esto es algo muy común y significa que tu cuerpo necesita calcio”, explica Shona Wilkinson. “Las bebidas gaseosas filtran el calcio de los huesos, entonces tu cuerpo absorbe calcio y quieres una gaseosa para absorber más, pero lo estás haciendo mal”. Cámbialo por: Olvídate de las bebidas carbonatadas y tus huesos te lo agradecerán. En cambio, consume queso o lácteos bajos en grasas y vegetales de hojas verdes, que son ricos en calcio.
Querer consumir comida asada es un antojo conocido. “Esto se debe a la falta de carbón en tu dieta”, cuenta Shona Wilkinson. “Pero esto no es para nada saludable: Las salchichas asadas saben muy bien, pero se teme que esto sea cancerígeno”.
Cámbialo por: La fuente sana de carbón está en el lugar menos pensado, en la fruta fresca. “Parece mentira”, admite Shona, “pero es lo que necesitas para calmar este antojo”.“El antojo de carne roja está muy relacionado al olor y al gusto, pero también puede ser una deficiencia de proteínas”, explica Anita Ellis.
Cámbialo por: Cambia la comida rápida por la carne magra y tendrás recuperarás esas proteínas de forma más sana. Además, no te olvides de los minerales: “Querer comer carne roja puede ser la manifestación de una deficiencia de zinc”, sugiere Caroline Pearce. Por su parte, Shona Wilkinson señala que también puede estar relacionado a la falta de hierro.
No tiene nada de malo beber té, pero si tienes un antojo insaciable de tazas y tazas de esta infusión, puede que tu cuerpo te esté pidiendo otra cosa. “Si tienes un antojo de tomar té, puede que en realidad tu cuerpo necesite la leche”, cuenta Anita Ellis. “Y eso se debe a que quieres aminoácidos, sobre todo triptófano”.
No tiene nada de malo beber té, pero si tienes un antojo insaciable de tazas y tazas de esta infusión, puede que tu cuerpo te esté pidiendo otra cosa. “Si tienes un antojo de tomar té, puede que en realidad tu cuerpo necesite la leche”, cuenta Anita Ellis. “Y eso se debe a que quieres aminoácidos, sobre todo triptófano”.
Cámbialo por: El calcio de la lecha hace que este no sea un mal antojo, ya que tiene muchos beneficios nutricionales. Pero para asegurarte de tener todo el triptófano que necesitas, come una banana, que también es rica en aminoácidos.
Si nada logra saciarte más que un paquete de papas fritas, es hora de que evalúes tu estilo de vida. Cuando comes por estrés, no solo se trata de “levantarte el ánimo”, las glándulas suprarrenales están ocupadas produciendo cortisol, y para eso, necesitan sodio. Así que si estás desesperada por comer algo salado, puede ser porque te falta sodio.
Cámbialo por: Tener una vida menos estresante puede ser un buen comienzo. Haz ejercicio e, incluso, respira profundo para bajar los niveles de cortisol en sangre. Pero no recurras a los snacks súper salados para remediar tu falta de sodio. En cambio, buscar las fuentes naturales, como los mariscos, la berenjena y la alcachofa. “Además, puede que tengas una deficiencia de yodo tiroideo, agrega Anita Ellis, y, para eso, asegúrate de tener una dieta rica en pescado”