Desde hace unos días ha circulado en Internet una intensa campaña ―colectiva, anónima, generosa― que invita a señalar este viernes 22 de junio como el día sin pantys, un día en que las mujeres dejen de utilizar las bragas que habitualmente llevan como prenda íntima inferior.
Luego de una intensa búsqueda ha sido incapaz de encontrar los orígenes o la historia de tan peculiar efeméride, sin embargo, ello no nos impide comprender su posible justificación: la necesidad que se tiene de consagrar un día de los 365 que tiene el año a la desobediencia de la convención y los dictados sociales, en uno de los aspectos más observados cotidianamente, la manera de vestir, pero en su parte más personal: la ropa interior.
Y aunque posiblemente esto pueda pasar por un placebo, un sucedáneo ilusorio que satisface por un momento fútil nuestro anhelo innato de libertad, igualmente puede ser un atisbo definitivo que dé una idea acabada de lo que se siente, literal y figuradamente, no llevar nada debajo.