Ag/La autopsia al cuerpo de Amy Winehouse se realizó ayer por la tarde en el londinense hospital de St. Pancras, después de que sus padres pasaran el trago de identificar el cuerpo.
Los resultados no establecen una causa formal de la muerte, por lo que habrá que esperar de «dos o cuatro semanas» a las pruebas toxicológicas. La Policía forense ya ha adelantado que, tras investigar palmo a palmo su casa en el barrio de Camden, no hay circunstancias sospechosas en su fallecimiento.
Los testimonios de amigos y vecinos apuntan a una sobredosis de drogas. La cantante de 27 años, que apareció muerta el pasado sábado, compró días antes gran cantidad de éxtasis, cocaína y ketamina «porque quería pasar una gran noche de viernes», según apunta una fuente al 'Daily Mail'.
Winehouse había intentado alejarse de los garitos y clubes canallas de Camden Town vendiendo su antiguo piso el año pasado. Sin embargo, regresó a una mansión de tres millones de euros con cinco habitaciones, cuatro baños, sauna, gimnasio y estudio de grabaciones, que ayer permanecía precintada por la Policía.
«Un agujero del infierno en el que su inquilina vive con once gatos», describía un policía a 'The Mirror' el pasado mes de junio. Entre los desolados fans aparecieron los padres y el hermano de la fallecida, a quienes las autoridades ya han dado permiso para celebrar un funeral todavía sin fecha. Mitch Winehouse, un taxista reconvertido en cantante de jazz al rebufo del éxito de su pequeña, llegó directamente de Nueva York. «Gracias por venir, esto significa mucho para nuestra familia», manifestó. «Vuestra presencia hace que todo sea más llevadero para nosotros.
Amy era amor, su vida entera estaba dedicada a su familia y amigos». Mientras, la madre lloraba al ver los improvisados altares con cigarrillos, velas, alcohol, flores, peluches y fotografías que brotan por doquier en los alrededores del número 30 de Camden Square. Janis Winehouse sacaba fotos con el móvil y era consolada por su hijo Alex.
También acudió el exnovio de la cantante, Reg Traviss, quien al no conseguir que la diva superase sus adicciones dio por terminada hace unos meses su historia de amor. Tras los dos años de matrimonio con Blake Fielder-Civil -el hombre que reconoció haberla introducido en el crack y la heroína- Traviss, actor y cineasta, estuvo a punto de convertirse en su segundo marido.
El último intento
Su alejamiento podría haber sido la causa por la que Winehouse ingresó en mayo en el centro Priory Clinic, en un último y desesperado intento de desintoxicarse. Fielder-Civil, en prisión por robo y uso de armas de fuego, asegura que sus lágrimas «no se secan». «Nunca volveré a sentir el amor que sentí por ella».
Según varios diarios británicos, Traviss estuvo en casa de la cantante el día de su muerte.
También recibió, 24 horas antes, la visita de su médico, que, según 'The Sun', «estaba bastante satisfecho con su estado de salud». El cuerpo sin vida de Winehouse fue descubierto a las cuatro de la tarde por su guardaespaldas, Andrew Morris. Preocupado porque se había acostado a mediodía y no daba señales de vida, comprobó que no respiraba y llamó a los servicios de emergencia.
«Amy murió sola en la cama», ha precisado Chris Goodman, su representante. «Estaba sola en casa, salvo con el hombre de seguridad que tenía contratado desde hace un par de años para que cuidara de ella». Janis, la madre de la artista, habría sido la última persona que la vio con vida. «Estaba fuera de sí. Amy siempre decía 'mamá, te quiero' cuando nos despedíamos».
eldiariomontanes.es