18 febrero 2013

La fachada del histórico edificio Copello, sede del gobierno    constitucional del presidente Francisco Caamaño Deñó, fue el escenario donde el Ministerio de Cultura y la Fundación Caamaño conmemoraron el 40 aniversario del fusilamiento del héroe militar en Nizao, San José de Ocoa, en febrero de 1973.

José Antonio Rodríguez, ministro de Cultura, participó en el Acto “De abril a Caracoles” más que con un discurso, con una canción que escribió movido por el recuerdo del coronel y las enseñanzas que hablan de tener presente a los hombres de tales dimensiones. 

Junto a Rodríguez, participaron Claudio Caamaño, compañero de armas; Carlos Salcedo, jefe del Gabinete de Cultura; el general retirado Demóstenes Félix, de la Fundación Caamaño; los hijos del militar, Alberto, Tania, y sus nietos Álvaro, Claudio y Antonio. 

Claudio Caamaño, al intervenir en el acto, dijo que “hoy conmemoramos la muerte del comandante de toda la vida, también un día como hoy mueren Eberto Lalane José y Alfredo Pérez Vargas”. 

Se sintió altamente complacido de que 40 años después, la gente lo recuerde como un ejemplo de América y el mundo; luego expresó “no se puede aplastar a un pueblo”, destacando que los norteamericanos tuvieron que negociar, aunque después engañaron al pueblo. 

Participaron también los hijos de Caamaño, Tania y Alberto. Este último leyó el poema “A mi Padre“, escrito por una hermana que vive en Panamá. Los nietos, Álvaro, Claudio y Antonio, también dijeron emotivas palabras, que en ocasiones arrancaban los aplausos del público. 

El cantautor Ramón Leonardo interpretó la canción “Francisco Alberto Caramba”. Durante todo el desarrollo de acto se escuchaban, entre estrofa y estrofa, vítores en honor al presidente militar. 

Previo al inicio del acto, el Ministerio de Cultura, la Fundación Caamaño y todos los asistentes al acto se encaminaron hacia la calle El Conde esquina Palo Hincado, donde depositaron una ofrenda floral a los pies de la estatua del Coronel de Abril, que con su brazo derecho señala hacia el baluarte del 27 de febrero, donde reposan los restos de los padres de la patria. 

Fue en este momento que Demóstenes Félix habló de la entrega, dedicación y valentía de Caamaño a favor de los mejores intereses del pueblo dominicano. 

Luego del derrocamiento del profesor Juan Bosch, el 25 de septiembre de 1963, el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó se unió a la conspiración contra el gobierno del triunvirato. 

La expedición guerrillera tenía por objetivo el derrocamiento del régimen del presidente Joaquín Balaguer para instaurar un gobierno democrático y participativo.

Con el estallido de la revolución, en abril de 1965, y luego de la muerte del jefe del movimiento conspirativo, el también coronel Rafael Fernández Domínguez, Caamaño surge como la máxima figura militar y política de los revolucionarios.