Santo Domingo. Un día de 1972, salió al mercado Merengues instrumentales, un álbum en el que se revelaba un joven que aspiraba ganarse primero el respeto del público, con la grabación en versión instrumental de doce merengues clásicos y, segundo, apostar a un estilo con el que rompería los esquemas establecidos para la época. Ése era el inquieto Wilfrido Vargas, quien venía de experimentar con el jazz y el rock, para luego inyectarle esos sonidos y crear un estilo que creó escuela en el género.
Desde ese entonces, han transcurrido 40 años, cuatro décadas de una trayectoria insuperable, de una carrera a través de la cual este músico, nacido en Altamira el 24 de abril de 1949, decidió enrolarse en un proyecto de orquesta que se llamó Wilfrido Vargas y Sus Beduinos.
Sus innumerables éxitos, sus reconocimientos nacionales e internacionales, sus premios, sus aportes, su visión, su legado, es el que se reconocerá en Premios Casandra este año, con un segmento musical que tiene entusiasmado a René Brea, productor de la ceremonia.